El paro de la Confederación General del Trabajo (CGT) anunciado para el 10 de abril rompió la tensa paz que había tejido con el Gobierno.
La línea de acción de los gremios avanzará sobre las calles.
La del oficialismo, menos visible, busca “reconstruir puentes”, tal como indicaron en la Casa Rosada, mientras existe una amenaza latente sobre posibles modificaciones en un asunto sensible: la caja sindical y los aportes de los asalariados no afiliados a ellos..